El capitán de Teiko se
encontraba impaciente, ya habían pasado varios días desde que había buscado sin
éxito el arma secreta que haría a su equipo completamente invencible.
Estaba arto de ojear centenares
de libros y revistas de baloncesto, con la espereza de hallar una técnica
especial para él o uno de sus compañeros. Incluso se moría de la vergüenza al
pensar que había espiado a los miembros de otros clubes de la escuela, con la
intención de identificar con su ojo
izquierdo si alguno de ellos poseía un talento único.
-Pareces molesto Akashi- mencionó
Midorima, quién sostenía una rana de porcelana sobre sus manos.
-¿Te parece?- le respondió sonriendo
y mirándolo de soslayo.
-Es porque aún no encuentras
tu arma secreta, ¿verdad?-
-¿Qué arma secreta?- preguntó
Murasakibara mientras un par de migajas caían de su boca.
No pasó mucho tiempo para que
Midorima hiciera una expresión de desagrado, estaba arto de que su compañero de
juego tuviera el mal hábito de hablar mientras comía sus ya tan acostumbradas
barras de dulce.
-¡Te he dicho que no hables
mientras comas nanoda…- hizo una pausa al ser empujado por Kise y Aomine,
quienes discutían quién de los dos había sido el mejor durante la práctica.
-¡KEROSKEEEEEEEE!- gritó a la
par que se escuchaba el estruendo de su
amuleto de la suerte rompiéndose sobre el piso.
-¿Quién es Keroske?-
cuestionó el más alto arrojando un pedazo de dulce a su boca.
-La rana…- contestó Kise con
una sonrisa avergonzada - es la segunda del mes que se le rompe…
Una nube de penumbra se situó
encima de la cabeza de Midorima, estaba a punto de correr tras ambos culpables,
hasta que el rubio sacó rápidamente de su mochila algo con un olor tan
agradable, que hizo que olvidara su enojo.
-¡Miren lo que me regaló una
de mis Fans- anunció con una pequeña estrella saliendo del guiño de su ojo- es
una flor de vainilla. Se supone que si colcas una de éstas en un tazón lleno de
malteada, un hada de vainilla te cumplirá cualquier deseo que le pidas.
-Ahí tienes Midorima, tal vez
puedas pedirle a una de esas hadas que te devuelvan a tu rana - se burló el moreno retirándose una
basura del odio.
-¡Aomine y Kise!- Gruñó el
peli verde con fuego en su mirada.
Sin dudarlo, los dos
jugadores comenzaron a correr. Todos se adelantaron a excepción de Akashi,
quien se quedó atrás contemplando la flor de vainilla, que entre tanta
conmoción había caído al suelo.
Con un movimiento disimulado,
el emperador se agachó para recogerla, la envolvió con cuidado dentro un
pañuelo rojo y en seguida continuó caminando.
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Esto promete!x3
ResponderEliminarJummm. Como que voy a buscar una flor de vainilla.... Solo por si acaso tambien la malteada de vainilla jajajaja uno nunca sabe..;)
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