Izuku parpadeó lentamente tratando de aclarar su vista. El olor a flores, el color blanco de las sábanas y el sonido del monitor cardiaco, le hicieron darse cuenta que se encontraba en el hospital. Había estado ahí durante tres noches, tras haber sufrido una caída al rescatar a un grupo de civiles.
—¡Deku-kun!, al fin despertaste— gritó Ochako abalanzándose sobre él.
—¡¡U-Ura-Uraraka-san!!
—¡Lo siento!, ¡estaba muy preocupada!
El adolescente rió con nerviosismo hasta que su atención fue atraída hacia los ramos de flores, canastas de fruta, globos y postales de ánimo que le daban un toque colorido a la habitación.
—¿Qué es esto?
—Son regalos de nuestra clase, de los profesores y de las personas que salvaste ¡Todos están bastante agradecidos!
—¡¿Todos?!—preguntó el de cabello verde con un notable brillo en sus ojos.
Ochako sabía muy bien a lo que su amigo se refería, desde hace tiempo había descubierto su relación con su compañero de clase, Bakugou. A decir verdad, a ella no le agradaba que el chico sintiera afecto por una persona que no hacía más que expresarle que acabaría con su vida.
—Lo siento, pero Bakugou no ha venido ni preguntado por ti. Sin embargo, Todoroki no ha dejado de visitarte, ¡incluso te trajo ese ramo de tulipanes!
—Ya veo... han sido demasiado amables—repuso Izuku con una sonrisa triste y luego continuó—. ¡Muchas gracias Uraraka-san!
Después de dos días más en el hospital, el aspirante a héroe regresó a su escuela emocionado por volver a ver a sus amigos y expresarles lo agradecido que estaba por los regalos.
Primero se dirigió a la oficina de profesores a visitar a All Might, quien se sentía aliviado de saber que la salud de pupilo se encontraba estable. Tras una charla y unas palmaditas en la espalda, ambos se despidieron y el joven se marchó a su salón.
—¡Midoriya-chan! ¡Ribit!, ¡al fin regresaste!— comentó Asui con un tono animado.
—Así es. Por cierto, ¡muchas gracias por la canasta de manzanas Asui sa-! digo... ¡Asui-chan!
En ese momento sus compañeros se aproximaron hacia él, elogiándolo sobre lo sensacional que había estado durante la pelea y felicitándolo por haber sido tan valiente al rescatar al grupo de civiles. Cada uno de ellos lo hizo a excepción de Bakugou, el cual se encontraba sentado con sus piernas sobre la mesa y con su usual expresión de fastidio.
—¡Regresen a sus lugares!—ordenó Aizawa mientras salía de su bolsa de dormir.
Izuku obedeció la indicación y caminó hacia su asiento. Cuando pasó a lado de su amigo de infancia, alentó sus pasos con la esperanza de que éste le dirigiera la palabra. Para él, que sabía que no podía esperar una sonrisa y un "me alegra que estés bien", una palabra sería más que suficiente. Mientras caminaba el temor de pasar por desapercibido hizo que cerrara los ojos, después de unos segundos volvió abrirlos y notó que se encontraba enfrente de su pupitre. Tenía que aceparlo, había sido ignorado por completo.
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Las horas pasaron y los alumnos comenzaron a regresar a casa. Antes de salir del salón, Iida y Ochako se aproximaron al de ojos verdes con la propuesta de ir por algo dulce para comer; ambos tenían la intención de animarlo después de haberlo visto suspirar durante todas las clases.
—¡Lo siento!, pero me gustaría ir a mi casa a descansar.
-—Entonces nos vemos mañana, ¡Deku-Kun!
El adolescente se despidió de sus dos amigos y continuó guardado su lapicera de All Might y su cuaderno de apuntes en su mochila. Cuanto terminó, miró por última vez el asiento de Bakugou y sintió una punzada al recordar el día en que le expresó su deseo de tener una relación, aún estando consiente de que él nunca sería amable o cariñoso.
—Soy un idiota...— pensó hasta que escuchó a alguien abrir la puerta —. ¡¿Kacchan?!, ¿qué haces aquí?
—¡Apártate maldito nerd!, ¡olvidé mi jodida libreta!
Tal respuesta provocó que Izuku frunciera el seño y apretara sus puños. Estaba enfadado consigo mismo por haber creído que el rubio había regresado para encontrarse.
—¡¡¡Kacchan!!!
—¿Qué mierda quieres?
—¿Por qué?...¡¿Por qué no fuiste a verme al hospital?!
—¡¿HA?!—Rugió el mayor detonando un par de explosiones—. ¡No me digas que querías que te consolara por haberte hecho pedazos, al no haber usado tu maldito Quirk!
En ese momento la expresión colérica de Izuku comenzó a disiparse, y dio paso a una serie de lágrimas que había estado reteniendo desde que Ochako lo visitó en el hospital.
—Ka-cchan...
—¡Deja de llorar!, ¡maldita sea!— vociferó Bakugou empujándolo con fuerza hacia la pared, para después dar un par de mordiscos en su cuello—. ¡Todo es tu estúpida culpa! Si te hubieras quedado como el "Deku" inútil, ¡todo hubiera sido jodidamente diferente!
—Su-¡Suéltame! ¡Estamos en la escuela!, ¡tonto!
Al notar que su atacante no se detenía y a pesar de que estaba comenzando a sentir placer, el chico no tuvo otra opción más que golpearlo en la entrepierna con su rodilla. Después de todo, sería bastante problemático que fueran encontrados por algún estudiante, o peor aún, por algún maestro.
—¡¡Pedazo de mierda!!, ¡te voy a matar!
Izuku no lo pensó dos veces para escapar lo más rápido pudo, cuando por fin logró llegar a la salida de la escuela, tomó aire y comenzó a correr entre callejones con la intención de ocultarse. En ese punto, creía que nada podría ser peor que lidiar con el mal temperamento de su compañero.
—¡Golpeé a Kacchan!, ¡golpeé a Kacchan!, ¡¡¡golpeé a Kacchan!!!—se repitió hasta saltar sobre una cerca y chocar contra una niña, quien hasta ese momento se encontraba jugando con una muñeca. Inmediatamente que se recuperó, el joven la ayudó a levantarse y para su sorpresa, la sonrisa en su rostro no demostraba que estuviera triste o enojada.
—¡Conejito-san!, ¡eres tú! —indicó apuntándolo con el dedo.
—¡¿Conejito-san?!
—¡Eres el del traje de orejas de conejo que rescató a mi mamá! Fui a verte al hospital para darte algo, pero dijeron que estabas dormido.
Aquellas palabras provocaron que el estudiante rascara su cabeza y comenzara a ruborizarse, aún no estaba acostumbrado a que las personas lo reconocieran y mucho menos que se alegraran de verlo. Tanta fue su emoción que no notó cuando la pequeña sacó de su bolsillo una varilla en forma de círculo, la cual colocó a unos centímetros de sus labios hasta formar una burbuja.
—¡¿Es tu Quirk?!—preguntó Izuku con asombro, a la par que permitía que la burbuja se situara en la palma de su mano—. ¿Qué es lo que hace?
—Aún no sé bien para qué sirve, aunque después de algunos intentos creo que puede hacer que cualquier persona que elijas te quiera....
—¡¿Te quiera?!
—Sí, pero el efecto sólo dura por tres días. Lo único que tienes que hacer es decirle el nombre de esa persona y ¡¡PAM!!...—explicó la infante mientras jugueteaba con sus dedos—. Tal vez no sea mucho, pero en verdad espero que te sirva Conejito-san. Esta es mi forma de agradecerte por haber rescatado a mi mamá.
Luego de compartirle algunas historias de su travesía para convertirse en héroe, el joven se despidió y la pequeña regresó a su casa. Sabía que tenía que hacer lo mismo, no obstante, prefirió quedarse sentado a pensar, hasta que sintió a la burbuja colocarse en su hombro.
Era como si ella tratara de darle consuelo, como si pudiera entender su deseo de pronunciarle el nombre de Bakugou, pero a la vez sentía temor; ya que utilizarla significaría ignorar todas las veces que se repitió que él nunca podría hacerlo feliz, además de estropear todo el tiempo que tardó en acostumbrase a una relación en donde no recibía nada a cambio.
—Kacchan...— susurró con tristeza, mientras observaba los cristales de colores que flotaban dentro de ella—. Por favor que sea Kacchan, que sea Bakugou Katsuki...
FIN parte 1 ^^)/